Cazarrecompensas

Un cazarrecompensas era un mercenario que “cazaba” en un entorno a veces legalizado, cualquier cosa o ser vivo de cualquier especie por toda la galaxia a cambio de una “recompensa”, los principales cazarrecompensas eran Jango Fett y su hijo clon Boba Fett.

Los cazarrecompensas en la galaxia eran una fuerza mercenaria especializada en capturar o matar a cualquier persona cuya cabeza tenga un precio. Los cazarrecompensas solían estar bien armados y eran peligrosos. La capacidad de encontrar a una presa en una galaxia enorme requería también una cierta preparación intelectual y recursos. Por supuesto, como en todos los campos profesionales, existía un cierto nivel de intrusismo, muchos novatos sin talento intentaban hacerse ricos rápidamente cazando recompensas.

Un cazarrecompensas solía trabajar en solitario, aunque a veces se forman equipos pequeños. Los cazarrecompensas tenían la reputación de valorar el beneficio propio por encima del beneficio de sus asociados. Existía, sin embargo, un código de cazarrecompensas[1] que les obligaba a “jugar limpio” entre ellos cuando se competía por una presa. Pese a que el Código era más una pauta de comportamiento que una norma estricta, era muy raro que se rompiera.

Como cualquier profesional, los cazarrecompensas se asocian para proteger sus intereses. Llegó a existir Gremios que cubrían una u otra parte de la galaxia. Sin embargo, los Gremios solían tener luchas internas y adolecer de faltas de cooperación. Por eso nunca un Gremio de Cazarrecompensas logró mantener un control cohesivo sobre toda la galaxia sin deshacerse en facciones, como sucedió con la Guerra de los Cazarrecompensas.

El cliente normalmente contrataba al Gremio en vez de contactar con el cazarrecompensas. En principio, el Gremio asignará el trabajo a un cazarrecompensas u otro. El cliente, en ciertas ocasiones, podía solicitar a un cazarrecompensas concreto por algún motivo si lo deseaba, aunque esto podía suponer un incremento en las tasas. Sin embargo había cazarrecompensas que elegían no asociarse a un Gremio y trabajar solos.

Grandes jefes criminales como Jabba el hutt tenían varios cazarrecompensas a su servicio para lograr mejores resultados. También había intermediarios que conocían a cazarrecompensas, hacían los tratos con la gente que los contactaba y luego buscaban a un cazarrecompensas, dependiendo de la dificultad. Esto es especialmente frecuente en los contratos ilegales.

Era común que respondieran a una recompensa abierta ofrecida por un gobierno autorizado para ello. El cual en ocasiones le asignaba un permiso de cazarrecompensas para ayudarle a hacer el trabajo, tras lograr su objetivo, se presentaban en un centro policial del gobierno con el fugitivo.

En tiempos de guerra, los cazarrecompensas se mantenían al margen sin tomar partido; sin embargo, en algunos casos concretos se asocian con algún bando. Era común que alguno de los bandos los contrataba para cazar a sus contrarios, aunque se daba el caso que alguno de los bandos rechazaban el trato con ellos porque consideraban sus métodos contradictorios con los ideales de su grupo, además de usar sus recursos para la batalla y no en invertir en sus precios demasiado altos.

En algunas ocasiones, los cazarrecompensas perseguían recompensas ilegales ofrecidas por un particular que ponía una recompensa por la cabeza de un contrincante para hacerle un mal.