Aunque para el vulgo el hiperespacio no es más que un plano misterioso en el universo normal visto desde una nave cuya velocidad supera la velocidad de la luz, resulta más complejo que eso. Desde mucho antes de la República, la civilización humana -casi seguro oriunda de Coruscant- se adentró en los planetas interiores gracias a viejas tecnologías de propulsión subluz. Enormes reactores de fusión o las originales velas solares permitían los viajes espaciales aunque estos duraban años o generaciones enteras. Por ejemplo se sabe que los primeros humanos en establecerse en el planeta Caamas del sistema Cirius lo hicieron en una travesía que duró tres generaciones. Aunque varias culturas alienígenas dominaban el viaje hiperespacial desde épocas remotas, la tradición atribuye el descubrimiento al humano Ogeid Argenti no menos de 27.000 años atrás de la batalla de Yavin.
Técnicamente puede explicarse el viaje hiperespacial partiendo de un punto de singularidad hiperenergética lograda por la reacción antimateria. Una vez lograda la singularidad, el siguiente paso es provocar una torsión en las cuerdas del nanoespacio acercando dos puntos cuánticos lejanos a una distancia mucho menor. La tremenda energía de la antimateria aumenta el nanoespacio a hiperespacio. Es por esto que tecnología hiperespacial y antimateria van juntas.
Para hacerlo, no es suficiente el propulsor o motor subluz, el cual sólo sirve para navegar en el espacio cercano a un planeta, lo que se necesita es que la nave esté equipada con un hiperimpulsor. Sin embargo ambos componentes, el hiperimpulsor y el motor subluz suelen funcionar en base a la tecnología antimateria.
En el hiperespacio, más que la velocidado límite, existe la tecnología límite. De esto depende que tan rápido pueda viajar una nave. Así las distancias interestelares en la galaxia se pueden atravesar en pocos minutos u horas.
Antes de entrar al hiperespacio, un piloto debe proveer al hiperimpulsor las coordenadas espaciales y cuánticas exactas obtenidas por la computadora de navegación de la nave. Son cálculos muy precisos, sin los cuales, una nave puede chocar con un cuerpo en hiperespacio o al salir de él con resultados catastróficos. Especial riesgo presentan las zonas de hipergravedad como supernovas o singularidades naturales (agujeros negros).
Hyperspace HomeOne
Vista desde el puente de mando de la nave Hogar Uno entrando al hiperespacio.
Por este motivo hay numerosos sistemas de seguridad que restringen el uso de un hiperimpulsor mientras que se acerca a la presencia de un campo gravitacional grande.
Las naves deben alejarse de la orbita gravitacional de un planeta para poder entrar al hiperespacio, además de que existen generadores artificiales de gravedad para forzar a las naves a no llegar o salir en cierta area, es decir los llamados rayos tractores.
También las transmisiones de la HoloNet viajan a través del hiperespacio.