Un hiperimpulsor, hiperpropulsor o hipermotor es una unidad generadora de hipervelocídad que impulsa a una nave a viajar a través del hiperespacio.
Técnicamente puede explicarse el viaje hiperespacial partiendo de un punto de singularidad hiperenergética lograda por la reacción antimateria. Una vez lograda la singularidad, el siguiente paso es provocar una torsión en las cuerdas del nanoespacio acercando dos puntos cuánticos lejanos a una distancia mucho menor. La tremenda energía de la antimateria aumenta el [[nanoespacio a hiperespacio. Es por esto que tecnología hiperespacial y antimateria van juntas.
Para hacerlo, no es suficiente el propulsor o motor subluz, el cual sólo sirve para navegar en el espacio cercano a un planeta, lo que se necesita es que la nave esté equipada con un hiperimpulsor. Ademas en el hiperespacio no se define tanto en velocidad límite, existe la tecnología límite. De esto depende que tan rápido pueda viajar una nave. Así las distancias interestelares en la galaxia se pueden atravesar en pocos minutos u horas.
Antes de entrar al hiperespacio, un piloto debe proveer al hiperimpulsor las coordenadas espaciales y cuánticas exactas obtenidas por la computadora de navegación de la nave. Son cálculos muy precisos, sin los cuales, una nave puede chocar con un cuerpo en hiperespacio o al salir de él con resultados catastróficos. Especial riesgo presentan las zonas de hipergravedad como supernovas o singularidades naturales (agujeros negros).
Por este motivo hay numerosos sistemas de seguridad que restringen el uso de un hiperimpulsor mientras que se acerca a la presencia de un campo gravitacional grande. Las naves deben alejarse de la orbita gravitacional de un planeta para poder entrar al hiperespacio, además de que existen generadores artificiales de gravedad para forzar a las naves a no llegar o salir en cierta area, es decir los llamados rayos tractores.
La historia de la hiperimpulsión está plagada de leyenda y cierta rivalidad entre especies que se atribuyen a si mismas el descubrimiento. Está bien claro que remotas civilizaciones como el Imperio Infinito o Rataka dominaban la hiperimpulsión. Cuando estos conquistaron el planeta Duro probablemente los duros adquirieron la tecnología. Sin embargo la tradición humana atribuye el descubrimiento de esta tecnología al maestro Ogeid Argenti, humano oriundo de Coruscant. Poco se sabe de él y hasta que punto recibió datos e influencias de tecnología alienígena como de los duros o neimoidianos. De todos modos gracias a la incorporación del viaje hiperespacial y su generalización, comenzó la llamada “globalización galáctica” que derivaría en la creación de la República legendaria.
Los hiperimpulores modernos se clasificados por sus velocidades, entre más bajo sea el número de la clase, más rápida es la impulsión.
Naves-Velocidades
Tabla de comparación de velocidad subluz y de hipermotor entre naves
Es posible hacerle modificaciones para ir más rápido, sin embargo estos sistemas son tan complicados, que al hacerlo pueden llegar a fallar cuando más se necesita Tal como le pasó al Halcón Milenario más de una vez. El Halcón Milenario tiene un hipermotor extremadamente rápido, está clasificado en la clase 0.5
Las naves pequeñas no tienen la capacidad de tener un hipermotor, por espacio o por falta de potencia, por lo que si necesitan viajar en el hiperespacio necesitan ser llevados por naves que puedan hacerlo, ya sea dentro de ellas o acoplarse a ellas. Otra posibilidad es usar un anillo transportador hiperespacial, como lo tienen los caza estelar Jedi, los cuales se mantiene en la orbita cercana al planeta de origen, cuando la nave llega a su destino se desacopla del anillo de transporte hiperespacial y continua viajando con la velocidad del propulsor subluz.
Hay numerosas reglas de seguridad que impiden que las naves uses sus motores de hiperimpulsión cerca de sus zonas gravitacionales, lo que hace que las naves tengan que alejarse para usar su hipermoto